domingo, 23 de enero de 2011

EL DOCENTE UNIVERSITARIO AL SERVICIO DE LA PERSONA

 EL DOCENTE UNIVERSITARIO
 AL SERVICIO DE LA PERSONA
S
e puede afirmar de manera muy general, que el docente suscita aprendizaje, que el accionar del  docente no se limita necesariamente al ejercicio oficial de la función ni a la posesión de títulos especiales.
Docente es una “persona” que gracias a su rica experiencia y excepcional y/o a sus estudios en un terreno específico, puede contribuir al desarrollo de las otras personas que entren en contacto con él.
Por otro lado la persona es un ser humano que, por serlo, constituye un fin en sí mismo con derechos y obligaciones; jurídicamente posee una calidad tanto física como moral. Cabe notar que hoy en día junto al concepto de persona se trata el de personalidad, entendida como la síntesis dinámica  y unitaria de todo ser humano individual, que abarca aspectos de su constitución psicofísica, carácter y moral.
La persona , se caracteriza por las prerrogativas de la sustancialidad, de la individualidad y la racionalidad. El término “persona” parece haber sido tomada de las máscaras de las comedias y en las tragedias que representaban a los personajes que participaban en ellas. La persona es sustancia en cuanto significa un existir en sí y no en el otro, es decir, sustancia en sentido dinámico que tiene un fin y halla su razón de ser en la propia autoafirmación. De ahí que se atribuya propiamente el concepto de sustancia sólo a la persona humana.
                                                                                                                                                                          
                                                                                                           BOECCIO
De este breve análisis de persona ¿cómo debe ser el docente universitario? El maestro dedicado a la docencia en educación superior debe situarse ante las exigencias del  saber del mundo actual y enfrentar la nueva revolución científica y tecnológica que han introducido importantes cambios en la sociedad y en la economía de los países del mundo, a través de la globalización o mundialización del conocimiento.

Todos los sectores sociales descubren y sienten que hoy es urgente hacer cambios en el sistema educativo, buscar una clave para hacer frente al complejo mundo moderno cambiante en que vivimos. Los expertos y las mentes más lúcidas de algunos países, coinciden en caracterizar a la sociedad del siglo XXI como la sociedad donde el rasgo más dominante es la preeminencia del saber y del conocimiento, éste debe ser la esencia de la educación.
Todo esto nos lleva a una democratización de la educación, considerando la exigencia de cualificación y formación de profesores acorde con las exigencias científicas actuales: “CONCEBIR LA INSTITUCIÓN EDUCATIVA AL SERVICIO DE LA PERSONA”. Esta institución educativa debe estructurarse desde su gestión general hasta la organización pedagógica, la metodología empleada y el tipo de relaciones que se establecen sobre la base de una axiología definida. Más aún, en una sociedad como hoy, donde el clamor de un orden justo requiere respuestas inaplazables; la tarea educativa desde sus prácticas concretas tiene la inmensa posibilidad de dar alternativas de solución inspiradas en los valores que humanizan: fe, libertad, verdad, justicia, fraternidad y solidaridad.
En un sistema educativo al servicio de la persona, la universidad aparece como una institución flexible y con capacidad de cambio para favorecer el crecimiento de los valores personales en un clima de libertad y creatividad.

La autorrealización es el principio educativo por el cual la persona es capaz de avanzar hacia su propia madurez, lo que significa que la educación es un proceso dialéctico de enseñanza – aprendizaje. Sobre la base de la creatividad estimulando una acción y una reflexión autentica sobre la realidad, respondiendo así a la vocación del ser humano, comprometido en la búsqueda y en la transformación, lograr un replanteamiento de las relaciones socio – educativas.

Podemos señalar dentro de este contexto que la educación debe estar fundamentada en:
·        Procesos de reflexión – acción, llevados a cabo en grupos y comunidades educativas.
·        Incidencia en la formación inicial y permanente del docente.
·        Utilización de medios de comunicación que faciliten las opiniones y cambios actitudinales.
·        Sensibilización social hacia la defensa de la vida, de la paz, de la justicia y de la dignidad de la persona humana.
·        Interiorizar rasgos actitudinales exigidos por la mundialidad y la interculturalidad, entre otros.


Para que la universidad pueda cumplir sus tareas académicas, laborales e investigativas requiere profesores preparados, que no solo sepan de contenidos científicos, sino que sepan enseñar lo que necesita la sociedad, de aquí la necesidad de formar personas con sentido humanista, comprometidos e innovadores.



Lic. Ina Julia Portilla Montalvo
Mención en Docencia Universitaria. UCV – Lima
Aula 504. 


  

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